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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Vivir.

A veces creces tan rápido que no te das cuenta. Ahora lo entiendo, todos somos Peter Pan, atrapados en un mundo de grandes, en un mundo real, donde nunca hay finales felices, donde en un segundo puede cambiar tú estado de ánimo, donde no hay lugar para los que tenemos fantasías. Hoy, desearía que todo fuera un sueño, que me despertará estar en otro mundo, en otra vida o quizás mejor aún no despertar nunca más. Vivir en el limbo, vivir ahí, donde dicen que puedes ser feliz, donde no sientes ni tristeza, ni enojo, sólo una paz contigo mismo, y puede sonar egoísta, pero es ahí, donde no te importa nada, pues no podría ser un mejor lugar. Quisiera vivir en un libro, de esos donde hay finales felices, puedes volar y tus sueños se hacen realidad, pero no todo es tan lindo como parece, pues toca vivir en esta maldita realidad, la misma que te vuelve loca hasta matar.

Llueve

Llueve. Son las 8:54 am y las gotas caen del cielo gris oscuro. El agua corre rápido por las grietas del asfalto, salpica la acera de las calles, todos le temen, le huyen y se esconden como si la lluvia viera sus secretos, los dejará desnudos, al descubierto. Otros, no le temen, otros se mojan y quizás, entre más grande eres, más te molesta la lluvia, por eso será que los niños aman mojarse con ella, la lluvia, porque los niños no mienten, no tiene secretos, no ocultan nada y viven libres. Cuando era pequeña solía pensar que el golpe de las gotas en las calles parecían ranas bebés saltando. Mi madre siempre me seguía el juego, diciendo que saltaban alegres porque estaba lloviendo, pero ahora que crecí lo puedo ver, no es más que agua corriente. Llueve. Las personas salen con paraguas, algunos en la comodidad de sus camas se dan vuelta y se tapan con las sábanas, otros solo se entristecen porque la lluvia les recuerda a las lágrimas que caen en gotas sobre las mejil